Antes de la aparición del Impresionismo, que revolucionó por completo la historia del arte, el academicismo pictórico gobernaba con mano de hierro el panorama artístico francés. A pesar de este monopolio, existieron otros movimientos importantes como el Romanticismo y el Realismo
el academicismo pictórico gobernaba con mano de hierro el panorama artístico francés
Con una libertad hasta entonces desconocida en el uso del color y la luz, el impresionismo consiguió hacerse un hueco en la historia del arte a finales del siglo XIX
fue el academicismo el que logró convivir con todas esas corrientes e imponerse a ellas hasta que llegó el impresionismo y lo ‘desbarató’ todo.
La pintura academicista defendía el canon clasicista que imponía la Academia de Bellas Artes, creada por Luis XIV en 1648
“defendía la búsqueda de la belleza ideal y, por lo general, en sus obras primaba el dibujo sobre el color”
la Academia defendía una enseñanza de los principios teóricos y las técnicas artísticas acordes con los del clasicismo y la belleza ideal
Se plegaban a la jerarquía académica imperante, en la que primaba la gran pintura de historia
se valoraba el dibujo, el desnudo y la pincelada apretada, para que los lienzos dieran la impresión de estar muy terminados
“la pintura academicista, cuando apostaba por los paisajes, buscaba por encima de todo la armonía y el equilibrio de una naturaleza idealizada
la pintura academicista es hoy una corriente artística denostada y prácticamente olvidada frente a los avances del naturalismo y del impresionismo
el siglo XIX, desde un punto de vista artístico, fue una época en la que, además de no haber uniformidad, se sucedieron cambios a gran velocidad y triunfó el individualismo.
romántico, en el sentido estricto del término, por representar escenas remotas, desde bíblicas hasta mitológicas pasando por orientalistas, y por permitir un claro triunfo del color sobre el dibujo.
Gustave Courbet (1819-1877), considerado cabeza y máximo exponente del realismo. Su obra, calificada desde un principio como un canto a la fealdad y ajena a la belleza canónica, perseguía una meta social
el realismo entendido como la materialidad de los objetos visibles, pintados a una escala mayor y con una gama de colores saturada que les concedía un significado religioso
impresionismo, para el que la representación de la realidad solo era viable a través de una atmósfera inundada de luz
el antecesor más inmediato del impresionismo fue, según recuerda la historiadora, Édouard Manet (1832-1883)
El almuerzo sobre la hierba. Todo un revulsivo para las miradas y conciencias de la época